Los futuros del agua: Reflexiones sociohistóricas

 

En la década de los setenta, el propietario de una extensa zona de cultivo, en la que la gente solía trabajar como peón y dónde se podía pepenar aquello que no era recogido en la pisca, vendió el terreno al Gobierno del Estado de Oaxaca. Así se construyó en esta zona el Fraccionamiento el Retiro, un conjunto de casas de interés social que serían vendidas por el ahora extinto, Instituto de la Vivienda Oaxaqueña. En un primer momento, se pensó que un cárcamo sería suficiente para alojar las aguas negras de este lugar, pero no pasó mucho tiempo para que las descargas del drenaje llegaran al río. Algunos años después también llegó el drenaje a la comunidad de Santa María del Tule. Todas las descargas se hicieron al río. Lo mismo sucedió con todos los municipios que tienen colindancia con este río. En cuatro décadas el río Salado pasó de ser un lugar de vida y recreación a un río de aguas negras que se suma al desastre ecológico del río Atoyac.

Estoy muy orgulloso del pueblo en el que nací, en mi niñez llovía mucho y el río llevaba mucha agua y estaba limpia, después llegaron unos asentamientos o fraccionamientos y los contaminaron. Ahora tratemos de rescatarlo y a las generaciones futuras embellecer más nuestro pueblo y que vuelva a estar limpia el agua de nuestros ríos. arroyos, zanjas y así hacer un hábitat para que se desarrollen seres vivos y sanos (Cartas al agua, dinámica del taller participativo, 23 de junio de 2022). 

El Arroyo que desaparecimos"
(Registro del entrevistado, Archivo IDAS, 2022)

En la década de los ochenta y hasta la actualidad, el drenaje es ofrecido a los pueblos como sinónimo de progreso. Este fue construido en muchas comunidades del país que, junto con las ciudades, comenzaron las descargas indiscriminadas a los cuerpos de agua, que para esa década aún se mantenían con vida. 

El drenaje acabó al río, tenía yo 16 o 18 y el río estaba limpio. Íbamos al Yugubé a lavar, abajo del puente o al pocito de quemen se iban a lavar las cobijas (Entrevista, junio 2020).

En Santa María del Tule, antes del drenaje las personas recurrían a las siguientes prácticas para la disposición de estos desechos, prácticas que aún se mantienen en algunas comunidades de Oaxaca en las que el drenaje no se ha introducido:

Al fondo de la casa se hacía en la superficie y se cubría con ceniza o se hacían huequitos.

Se juntaba con el abono de la res, la mayoría lo tapaba con ceniza.

Se iban al campo, toda la gente tenía animales. Se revolvía. Se hacía un corralito para hacer del baño, ahí íbamos, pero al aire libre, después ahí se iba con el abono de los animales, se revolvía y ya se iba.

Utilizaban fosas y la basura orgánica se tiraba en los terrenos. 

"Como dicen por ahí, de ""aguilita"", cómo ""papel"" se usaba hoja de acahual, había acahual hembra y macho (planta con hojas largas). Uno se limpiaba con las hojas. También para limpiarse se usaba la hoja de grilla.

Se hacía en el campo y en la casa se tenía un corral de unos 3x3 que se paraba con unos palos de carrizo y se tejían con acahual, ahí se hacía del baño y se dejaba secar.

Se utilizaba cal, cal que se hacía aquí. La suciedad atravesaba la calle, se hacían arroyitos de desagüe a la calle.

Esta disposición de los residuos suele ser vista como algo que tiene que ser “superado”, sobre todo porque el aumento de la población y el tamaño de las casas y terrenos no siempre permitían que hubiera el mismo tratamiento para los residuos y que se pudieran evitar problemas de salud. Sin embargo, no se tomaba en cuenta que el drenaje sólo colocaba el problema en otro lugar.

En los años de 1960-1980 se podía disfrutar del agua que corría por el Río que pasa por la población porque cuando terminábamos de jugar fútbol callejero nos íbamos a nadar por un buen rato. Desafortunadamente, debido a la exagerada construcción de viviendas para ser hábitats se han enviado todos los desechos y el consumo exagerado del agua ya no es posible realizar las actividades antes mencionadas porque ahora corren aguas negras. Anteriormente, se curaba el susto llevándolos al Río, según que el agua se llevaba el susto, mencionando el nombre de la persona.  (Cartas al agua, dinámica del taller participativo, 23 de junio de 2022).

A nivel nacional, paulatinamente, se fue planteando en la normativa jurídica que se tenían que construir plantas de tratamiento, que evitaran que el agua llegara tratada a los ríos y mares. Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos actuales, estos planteamientos jurídicos no han ido acompañados de presupuestos y asesoramiento técnico que garanticen su construcción, modernización y mantenimiento en todo el país.

Las personas del Tule se preocupan por el agua y mantienen vivos referentes de la cultura zapoteca que permiten concebir al agua como parte fundamental de la vida y no solo como un recurso para el uso humano, pero como en todo Oaxaca, el drenaje se prometió como una vía para mejorar las condiciones de vida de la población, sin una perspectiva a largo plazo que hubiera evitado el deterioro ambiental del río.

En la comunidad se ubica con claridad cuáles han sido los procesos que han contribuido con las afectaciones medioambientales. El drenaje, el aumento de población por la construcción de fraccionamientos, el cambio climático, la escasez de lluvias, el uso indiscriminado de plásticos, la pavimentación sin contemplar espacios para la captación del agua y el desperdicio del agua fueron los aspectos más recurrentes en las conversaciones con la comunidad. El contraste con el pasado era un elemento que convocaba a la alegría de haber disfrutado de ríos y arroyos, pero también a una preocupación profunda sobre el futuro.

También a los que vienen, tratar de cuidar la flora y la fauna de nuestro territorio, y en lugar de cazarlos, tomarles fotos y hacer paseos ecoturísticos y tratar que los animales se reproduzcan (Cartas al agua, dinámica del taller participativo, 23 de junio de 2022).


Atardecer (Archivo IDAS, 2016)


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